lunes, 27 de junio de 2016

Mi Compañero de Viaje



Esto de la paternidad no es nada fácil. Claro, no por eso deja de ser genial. Es en esos momentos en los que nos sentimos un poco abrumadas, especialmente si somos primerizas, el tener a alguien a nuestro lado es algo que no tiene precio.
Cuando nos dijeron que nuestro bebé nacería un mes antes, el corazón nos dio un vuelco enorme. Desde ese día hasta hoy, año y tres meses después, ha sido una aventura sobrevivir entre situaciones imprevistas en las que superamos los consejos no pedidos con un: “nosotros sabemos qué es lo mejor para nuestro peque”
En los últimos días, me puse a pensar que no siempre nos tomamos el tiempo de agradecer a nuestra pareja por todas esas cosas que hacen para volver este mundo caótico un lugar más emocionante. En mi caso, estas son seis cosas que él ha hecho para hacer de esta experiencia algo increíble:
1. Estuviste a mi lado desde el inicio. Recuerdo las lágrimas en tus ojos al oír la noticia del embarazo, la emoción por escuchar por primera vez el latido de su corazón y tu sonrisa cuando nos dijeron que era un niño. Sentirte parte de esta experiencia me ha dado confort en los momentos duros y ha potencializado este amor que sentimos.
2. Eres práctico y calmas mi mundo. Sí, he pensado algunas veces que la simplicidad con la que tomas las cosas en ocasiones, pareciera que no le das la misma importancia que yo, hoy veo que es porque le das a todo su justo valor. Gracias porque en esa primera noche los tres juntos, me diste seguridad para saber que íbamos a ser capaces de cuidar de ese pequeño bebé. Sé que muchas veces cuando estábamos dormidos verificabas que bebé estuviera calientito y te asegurabas que sí respiraba (un miedo de papás primerizos). Tu forma de ser tan práctico hace que no me estrese por cosas que no debo.
3. Siempre estás dispuesto a probar cosas nuevas. Desde “cangurear” al bebé en sus primeros meses de vida o ir de compras con él usando un cargador, has estado dispuesto a buscar las mejores formas para que todos estemos cómodos.
4. Somos un gran equipo en la lactancia. Es reconfortante sentir tanto apoyo en las interminables horas que bebé pasaba alimentándose. Siempre estuviste pendiente si tenía sed o hambre y te asegurabas de arreglar las cosas de la casa para que no tuviera que preocuparme por eso. Gracias por ser parte de esta experiencia y pedirme que te preparara pachitas con leche materna para poderle dar tú a bebé. Sé que es un vínculo que tú y bebé pudieron experimentar y me alegra que fueras parte de este.
5. Nos damos espacio para estar a solas con el bebé. Esos momentos que le dedicamos a estar cada uno a solas con el bebé hacen que el vínculo sea más fuerte. Las charlas sobre fútbol y las clases de guitarra serán parte del lenguaje especial que los dos compartirán. Nuestro bebé sabe que tiene al mejor amigo que podrá conseguir.
6. Eres paciente conmigo. Gracias porque en esos días en los que las hormonas me jugaban una mala pasada y dudaba sobre todo lo que hacíamos, tú siempre me calmaste con amor y me hiciste saber que lo estábamos haciendo bien.
Y en este viaje, hay una frase muy cierta de Umberto Eco que me viene a la mente: “Creo que en lo que nos convertimos depende de lo que nuestros padres nos enseñan en los ratos perdidos, cuando no están tratando de enseñarnos. Estamos formados por pequeños trozos de sabiduría”. Estas son unas de las muchas cosas que hemos podido experimentar en este mundo de la paternidad. Gracias por ser mi compañero de viaje. <3

Texto previamente publicado en: http://cosasdewiros.com/mi-companero-de-viaje/ 

sábado, 25 de junio de 2016

¡Un Tiempo Para Mamá!


La maternidad es algo asombroso y entre las miles de cosas que tenemos que hacer, dejar un tiempo para nosotras es a veces complicado. Entre preparar la comida, escuchar las historias de nuestros peques, llegar a tiempo al trabajo y recordar los eventos importantes, terminamos exhaustas.
Es importante que nos dediquemos a mimarnos porque nos ayuda a relajarnos y a recordarnos que merecemos darnos tiempo a nosotras mismas. En un mundo ideal, eso implicaría hacernos las uñas, arreglarnos el pelo, quizá un masaje y un facial para relajarnos. Esto rara vez lo podemos hacer pero hay pequeñas cosas que nos pueden ayudar a sentirnos mejor.
Estas son tres mini-rituales que te harán sentir renovada:

1. Un facial exprés:

Mezcla tres cucharadas de miel con una de hojuelas de avena y, luego que todos se vayan a dormir, colócatela y déjala reposar en tu rostro por cinco minutos. Retírala con agua tibia. Sentirás tu cutis más humectado.

2. Manicure y música:

Busca un esmalte de un color beige o rosadito claro para evitar que se note tan rápido cuando se empieza a descascarar. Limpia con acetona cualquier rastro de esmalte y aplica aceite en las cutículas. Escoge tu playlist favorito y dedícate 15 minutos para hacerte un rápido manicure.

3. Peinado nocturno:

Para evitar quejarnos que siempre usamos cola, lavarnos el pelo en la noche nos ayudará a despreocuparnos al día siguiente. Puedes aplicarte un poco de shampoo en seco para ayudar a mantener el pelo más fresco.

Si quieres una idea de un look fácil y rápido, puedes ver este tutorial que preparé.
Recuerda que es muy importante cuidar de nuestra familia y eso nos incluye a nosotras mismas ;)
Un abrazo en la distancia.

Texto previamente publicado en: http://mamasamandoelcaos.com/post/127

miércoles, 22 de junio de 2016

No se Puede Todo al Mismo Tiempo


A mí siempre me inculcaron que desarrollarse en el área laboral y familiar era igual de importante para la realización personal. Siempre me dijeron que iba a ser capaz de hacer todo lo que me propusiera, lo único que se les olvidó mencionar es que no iba a suceder todo al mismo tiempo.
A mis 31 años, con tres años de casada y un bebé de seis meses, he podido experimentar cómo con el paso de los años las responsabilidades aumentan. Esto parece ser algo obvio, pero te das cuenta de la magnitud de lo que estás experimentando hasta que estás caminando en esos zapatos.
En ocasiones, en especial entre mujeres, somos muy críticas sobre la vida de los demás. El “yo lo haría de otra forma” o “se nota que no sabe lo que está haciendo” , son frases que se pueden escuchar cotidianamente. Y la realidad es que nos atrevemos a juzgar con sólo ver la punta del iceberg. No sabemos por lo que está pasando esa persona o lo que la motiva a actuar de “x” o “y” manera.
Y, siendo totalmente honesta, manejar trabajo, casa, hijo, esposo, familia y amigos puede resultar en una labor titánica. Tratar de equilibrar todo, sin morir en el intento, es uno de los logros más anhelados cada día. Y es aquí que miro hacia atrás y reprocho un poco el que a las mujeres muchas veces se nos inculquen cosas sólo desde un punto de vista.
Claro, podemos ser mamás, esposas, amigas, hijas y demás personajes que debamos interpretar, pero cada cosa en su tiempo. El elegir entre tener un trabajo que tenga un horario flexible para tener suficiente tiempo de calidad con tu familia, versus uno que demande interminables horas de trabajo y regresar a casa cuando todos ya se han dormido, son decisiones difíciles que en ocasiones nos toca tomar. Con esto no estoy diciendo que debamos ser las pobres víctimas del destino que tienen que sacrificarlo todo por su familia. Por supuesto que no. Simplemente que con las etapas de la vida, tus prioridades cambian y es aquí en donde te das cuenta que no puedes tenerlo todo al mismo tiempo.
Después del shock inicial, poco a poco vas balanceando y dejando ir algunas cosas para darle espacio a otras que, por el momento, serán más importantes. Y al final… pues al final te das cuenta que es tiempo de madurar y que valen la pena los nuevos retos. Ajustar nuestra perspectiva de lo que hacíamos y de lo que ahora hacemos se vuelve algo esencial para sobrevivir. Aunque quisiéramos seguir con la parranda de lunes a lunes, o gastarnos todo nuestro sueldo en cosas para nosotras, llega un momento en el que le damos paso y aceptamos el resultado de nuestras nuevas decisiones.
Y bueno, te dicen que puedes hacer todo, pero se les olvida mencionar que no lo podrás hacer todo al mismo tiempo. Y al final… al final entiendes por qué.

viernes, 17 de junio de 2016

Soy una Susanita


Para los que no están familiarizados con Susanita, es un personaje de Quino, el creador de Mafalda. Esta peculiar niña se caracteriza porque toda su vida gira en torno a su deseo de ser mamá, tener su casa, un esposo… Me entienden por dónde voy. El asunto es que últimamente he sentido que la presión que tenemos las mujeres por ser independientes, autosuficientes y exitosas sin importar qué, hacen que el deseo de formar una familia se vea cuasi-satanizado. Más de una vez he escuchado, y lo he dicho, lo acepto, la frase “pareces Susanita” con un tono burlón menospreciando la emoción que se tiene por esa etapa de la vida.
Sí, hay mujeres que no sienten que ser mamá o casarse sea para ellas porque hay tantas cosas en el mundo que “dejarían” de hacer si se “atan” a alguien más. Totalmente de acuerdo. Cada quién con su vida. PERO habemos otras mujeres las cuales sentimos un deseo inmenso de vivir la maravillosa experiencia de la maternidad y de formar una familia. Y si eso significa ser Susanita… pues… Soy una Susanita.
Y es que esto de las feministas, tema en el que no ahondaré por ser algo totalmente diferente, ha hecho que en ocasiones tengamos que ser menos eufóricas con respecto a cosas cotidianas como: ya puedo hacer arroz sin que se me queme, estamos al día con las cosas que hay que lavar, tenemos un plan de menús diarios para el mes o cuál jabón de platos será el más amigable con el ambiente. Sí, no son cosas que cambiarán el mundo pero no por esto dejan de ser menos importantes que obtener un nuevo puesto de trabajo. Y es que la importancia de las cosas está en la sutileza y la empatía: ponernos en los zapatos de los otros. Porque si suben o bajan las acciones de la bolsa para mi es tan importante como saber si ya lograron contar con exactitud cuántas estrellas hay en el universo, pero eso no hace que pase posteando por las redes sociales lo absurdo que es que la gente se preocupe por eso… ¿Me explico?
Con tantas cosas que pasa en el mundo, el común denominador es la falta de xxxx y de respetar que todos tenemos derecho a pensar como se nos de la gana. Nos afanamos tanto por querer tener la verdad absoluta que no estamos dando lo que pedimos a gritos: libertad.
Libertad para decir lo que siento que es mejor para mí. Libertad para poder alegrarme por lo que yo creo que debo alcanzar, ya sea trabajar 18 horas al día y que toda mi vida gire en torno a mejorar profesionalmente o a tener toda la tarde libre para saltar charcos con mi peque. Cada quién decide qué es lo importante y ser capaces de alegrarnos por los logros de los demás, sean o no logros “suficientes” para nosotros, hará que la sociedad cambie el chip y podamos vivir con más paz.
Al final, no importa si te quedas en casa, pasas en el trabajo de sol a sol, si te gustan los hombres, las mujeres, ambos, si tu felicidad está en viajar y no aferrarte a nada o en la seguridad de saber que al final del día alguien te espera en casa. Lo importante es ser capaces de dejar el egoísmo y ver la vida y las decisiones de los demás con sus ojos y alegrarse por el rumbo que cada quien decide.
Sí, para muchos “Ser Susanita” podría ser un desperdicio. Pero para mí, está siendo una de las cosas más increíbles de este mundo. Le parezca a quien le parezca.
Los invito a ser más empáticos y a recordar que cada quien mide sus propios logros con base en lo que quiere de la vida.
Texto previamente publicado en: https://elindependiente.gt/soy-una-susanita/

viernes, 3 de junio de 2016

“Pero tú ni siquiera cantas…”


Alejandro Sanz alborotó al mundo de la farándula con esas declaraciones al referirse al cantante de reggaetón J. Balvin durante un capítulo del Reality Show “La Voz… México”. Obviamente este tipo de polémicas entre celebridades se fomentan para aumentar el Rating, pero hay que decirlo, el cantante de “Corazón Partío” no escatimó esfuerzos para arremeter contra el cantante colombiano.
Todos lo vimos y todos nos enteramos. Y cuando alguien con la trayectoria, el talento, la experiencia y el reconocimiento que tiene Alejandro Sanz te dice algo como eso, deberías reflexionar sobre qué estás haciendo. Fueron tres cosas las que Sanz soltó en menos de un minuto: “Tú ni siquiera cantas”, “No debes tener quién cante por ti”, y “tremenda poesía… tremenda poesía”, remató refiriéndose a las letras del reggaetonero.
No se trata de escoger bandos. Ni de si nos gusta la música de uno u otro artista. El morbo y la polémica alimentan diariamente el entretenimiento en el mundo. Quizá este escándalo haya tomado revuelo porque las palabras de Sanz no carecían de verdad. Cuando letras como “Siempre es de Noche” te cuentan la historia de un ciego que está enamorado (cosa que me impactó al estudiarla detenidamente) o “Tu letra podré acariciar” que es una canción de agradecimiento al apoyo de sus fans, aunque la entreteje de manera tal que parece una canción de amor más, notas que el compositor se esfuerza bastante en confeccionar música de primer nivel. No hace música por salir del paso o por la necesidad de estar a la moda en un mundo cambiante.
Y lo que nos enseña es que hasta para generar polémica hay que tener clase. Esto lo podemos relacionar con la famosa suma equivocada de la chica de “Combate” y otras polémicas más recientes en los medios nacionales. Es cierto, una polémica siempre va a atraer la atención de las personas. Y algunos aún piensan que “Cualquier publicidad es buena publicidad”, cosa que ya se ha desmentido con ejemplos concretos.
La idea de esta entrada es reflexionar sobre cómo se maneja el discurso de los medios, cómo la audiencia reacciona ante estos escándalos y cómo algunos pueden salir ilesos de un desgaste mediático debido a su carisma, a su forma de manejar el discurso y a la reputación que les antecede.
J. Balvin seguramente pensó mucho en las palabras de Sanz luego del programa. Aprendamos la lección, recordemos que no cualquier publicidad es buena publicidad.
Texto previamente publicado en: https://elindependiente.gt/pero-tu-ni-cantas/