viernes, 15 de abril de 2016

Cuando hacer de todo no basta

By Corbis
Cuando entré a la vida adulta me di cuenta que no era como lo imaginaba. Me recuerdo que veía tan lejano el llegar a ser independiente y poder decidir sobre qué quería hacer y que no. Con el tiempo me di cuenta que a veces no es tan simple como blanco o negro. Los matices de gris tienen un papel muy importante.
Siento que nos han hecho sentir la necesidad de estar siempre ocupados. De lo contrario “no estamos siendo productivos”. En algún momento de nuestra vida quizá tenga un poco de sentido porque estamos tratando de aprender la mayor cantidad de información del nuevo trabajo o del pasatiempo recién descubierto. Sin embargo, tarde o temprano nos damos cuenta que la vida no es así. Nos damos cuenta que debemos ver más allá y que por estar “siempre ocupados” nos estamos perdiendo de la simpleza de la vida.
Estamos tan acostumbrados a llenar cada segundo de nuestro día que incluso nos llegamos a sentir culpables cuando tenemos “tiempo libre”. Entiendo que a veces es importante ser capaces de dar la milla extra por algún proyecto importante. Mi crítica va más enfocada a que pareciera que si no se está hasta súper tarde en la oficina no se “está lo suficientemente comprometido” con la empresa. Creo que tiene más sentido evaluar si el trabajo se está llevando a cabo o no y no cuántas horas se está en una oficina fingiendo trabajar duro.
La vida pasa tan deprisa que nos debemos de permitir el tomarnos el tiempo para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Cuándo fue la última vez que te sentaste a disfrutar un buen libro o que comiste sin prisa alguna. Estamos tan acostumbrados al corre corre que nos parece utópico tener tiempo para sentarnos a tomar un café sin que la excusa sea algo laboral.
Se nos va la vida en banalidades y en cumplir los sueños de alguien más. Se nos va la vida dejando lo importante para cuando haya tiempo sin percatarnos que esos momentos ya no regresan y que quizás ese después nunca llegue.
Te invito a que le des tiempo a esos pequeños placeres de la vida. A compartirlos con los que más quieras o a ser un poco egoísta y dedicártelo todo a ti. No hay problema. Lo que importa es recuperar el tiempo para vivir esos momentos que nos dan sentido a la vida y nos motivan a seguir.
No dejemos que los horarios nos dominen. Aprendamos a disfrutar cada parte de nuestro día dándole un poco de nuestro tiempo a cada cosa.

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