lunes, 29 de febrero de 2016

No quiero lidiar con tus demonios

Image by © Roger Richter/Corbis
Las relaciones con otras personas pueden ser complicadas algunas veces. Todos traemos equipaje emocional y este a veces nos hace actuar de maneras que no son las más adecuadas. Hay momentos en los que caer en actitudes cómodas nos da cierta paz y nos resguardamos en que “siempre hemos sido así”.
Para serles sincera, siento que el usar de excusa nuestro pasado y los traumas que pudimos haber tenido es una actitud inmadura. Hay que dejar atrás los días de adolescencia en los que culpar a nuestros padres por X o Y era nuestra salida para todo.
Tomar responsabilidad de nuestros sentimientos y actos es algo que requiere valentía y trabajo constante. Van a haber ciertos momentos en los que tendremos que poner especial atención en la manera en que vamos a actuar y dejar los impulsos de lado. Siempre es más fácil volver a lo viejo conocido porque, sin importar si es o no una actitud tóxica, es lo que nos es más familiar y nos hace sentirnos cómodos.
De mi parte, creo que estoy en una etapa en mi vida en las NO QUIERO LIDIAR CON TUS DEMONIOS. Se que puede sonar egoísta, infantil o mala onda pero siento que no es justo que vayamos por la vida robando energía a otras personas. Claro que uno decide si le afectan o no las actitudes de otras personas pero hay ocasiones en donde la paciencia y empatía tienen un límite.
Los demonios… logran sacar lo peor de nosotros. Son tan astutos que saben el momento exacto de hacernos explotar y en las peores situaciones. Es algo duro, incómodo y desesperante pero debemos de lograr superar para poder ser más felices. No, no es algo fácil pero todo el esfuerzo valdrá la pena.
Usualmente estas heridas emocionales están tan profundas que nos cuesta darnos cuenta de su origen. Están tan ocultas que pareciera que solo hemos hecho esfuerzos por ocultarlas cada vez más. Es como esas heridas que han sanado mal y los doctores deben de retirar la costra y limpiar para que pueda sanar otra vez. Es un proceso doloroso y nos podría parecer sin sentido pero es necesario para lograr la sanación total.
Esto puede parecer una gran queja. Quisiera que fuera más una reflexión. Una motivación a vencer nuestros demonios. A permitirnos ser felices sin excusas ni equipaje emocional negativo. Aprender de nuestro pasado sin que este defina nuestra realización futura. Y, aunque parezca egoísta, no dejar que los demonios de los demás definan nuestra felicidad. No, no quiero lidiar con tus demonios.

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