miércoles, 14 de octubre de 2015

Se nos fue la capacidad de asombro


Image by © Corbis
Parece que de un tiempo a acá hemos dejado de sorprendernos por las cosas de la vida. Y no hablo solo de lo obvio como el olor de las flores o lo maravilloso de los atardeceres. Me refiero a todo lo que está a nuestro alrededor. En realidad, es la combinación de varios factores los que hacen que nuestra capacidad de asombro se fugue por la ventana.
La tecnología, por ejemplo, nos ha acercado a tantas cosas que nos aleja de poder apreciar los pequeños milagros de la vida. Tenemos tan a la mano fotografías, videos, lecturas, conversaciones que con solo un click se despliegan ante nuestros ojos. Y creo que lo que sucede es que todo es tan inmediato que solo vemos el resultado final y no nos detenemos a pensar en el proceso que se llevó a cabo para lograrlo.
Hemos perdido la sensibilidad ante las injusticias y somos más resistentes a sentir empatía por los sufrimientos ajenos. Y esto va desde la muerte de miles de sirios, que es una noticia tan frecuente que la cantidad de fallecidos se toma como un número más, hasta los pobres perros y gatos abandonados y en busca de hogar. Es algo tan constante en nuestro día a día que incluso lo llegamos a tomar como normal y en la mayoría de ocasiones no causa más que un “pobrecitos” de nuestra parte.
Nos ayudaría de vez en cuando ver la vida con los ojos de un niño. Claro, esto suena a libro de autoayuda pero en esencia es un poco de lo que le falta al mundo para vivir con más armonía. Pensemos por un minuto qué es lo que a un niño le sorprende tanto de todo. Dejando a un lado que todo es nuevo para él, un niño se enfoca específicamente en una cosa a la vez. El sonido de la lluvia y verla caer son un espectáculo en el que la mayoría de sus sentidos están involucrados y se asombran de ellos. Los niños están ajenos a todo a su alrededor en el momento en que algo les llama la atención. Claro que tienen la ventaja de que la tecnología no se ha apoderado de su tiempo y no sienten ansiedad por no ver el nuevo mensaje de Whatsapp que les llegó o de ver las notificaciones de Facebook. Y es un poco contradictorio porque nosotros los adultos tenemos la opción de ser o no esclavos de la tecnología, el trabajo, el tráfico y darle a todo su justo valor.
Darnos la oportunidad de sorprendernos a nosotros mismos y ver más allá de todo lo que tenemos y lo que nos rodea puede hacernos sentir personas más felices por lo que tenemos. Nos va ayudar a no dar las cosas por sentado y a agradecer y apreciar los pequeños milagros de la vida que ocurren a cada segundo y no los vemos por estar enfocados en otras cosas.
No sé… se los dejo para que mediten

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